Trump prohíbe la venta de automóviles con tecnología desarrollada en China o Rusia por seguridad nacional

EE.UU. prohibirá progresivamente vehículos con tecnología rusa o china, citando riesgos a la seguridad nacional y la protección de datos de los ciudadanos.

Trump, X

El Gobierno de Estados Unidos, bajo la administración de Donald Trump, ha decidido prohibir la venta de automóviles que empleen tecnología desarrollada en China o Rusia, considerándola un riesgo significativo para la seguridad nacional.

Esta decisión se dio a conocer el martes pasado, tras la finalización de un estudio exhaustivo realizado por el Departamento de Comercio.

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Nuevas regulaciones para proteger la seguridad nacional

La nueva normativa tiene como objetivo "proteger la cadena de suministro de vehículos conectados de amenazas externas", y será implementada de manera gradual. Según el plan, la prohibición se aplicará de forma definitiva en 2027 para los softwares y en 2029 para aquellos vehículos que incorporen equipamiento proveniente de estos países.

Gina Raimondo, secretaria de Comercio, subrayó que "los autos no son más simplemente acero sobre ruedas, son computadoras. Tienen cámaras, micrófonos, dispositivos GPS y otras tecnologías conectadas a internet". Este enfoque en la tecnología de los vehículos resalta la importancia de proteger la información y privacidad de los estadounidenses frente a posibles manipulaciones externas.


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Raimondo también añadió que esta decisión ayudará a salvaguardar "la vida privada de los estadounidenses y la seguridad nacional", al mantener a los adversarios lejanos de las tecnologías que podrían facilitar el acceso a datos sensibles. Esta medida se enmarca dentro de una serie más amplia de acciones dirigidas a contrarrestar la influencia extranjera en sectores estratégicos de la economía estadounidense.

Retos de la industria automovilística

La asesora de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Lael Brainaard, enfatizó que "China está tratando de dominar el futuro de la industria automovilística", lo cual representa un desafío no solo económico, sino también estratégico para Estados Unidos. Brainaard expresó su preocupación sobre la posible mala utilización de los datos de los usuarios, lo que podría conllevar a serios riesgos en términos de seguridad y privacidad.

Además de las implicaciones propias de la venta de automóviles, esta prohibición se sitúa dentro de un contexto más amplio, donde Estados Unidos busca minimizar la dependencia de tecnologías que pueden ser controladas o manipuladas por adversarios. La creciente interconexión de los dispositivos en los automóviles ha intensificado el debate sobre la seguridad cibernética en el sector automovilístico, dado que muchos vehículos modernos están equipados con tecnologías avanzadas que requieren acceso a redes y datos.

Con esta nueva normativa, el gobierno estadounidense no solo pretende proteger su mercado, sino también posicionarse como un líder en la industria automotriz del futuro, asegurando que las innovaciones sean resultado de investigaciones locales y no dependan de desarrollos extranjeros potencialmente riesgosos. Mientras se avanza en la implementación de estas medidas, el impacto en la industria y en los consumidores será observado de cerca, ya que la transición será un proceso crítico que involucra a fabricantes, legisladores y a la comunidad en general.

La polémica en torno a esta decisión destaca la preocupación sobre cómo las tecnologías extranjeras pueden amenazar la privacidad y la seguridad de los estadounidenses. A medida que se acerca la fecha límite para la adopción de estas medidas, es probable que se genere un intenso debate sobre la viabilidad de estas regulaciones y sus repercusiones en la industria automovilística estadounidense.

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